Cierra los ojos, ¿Sientes el dolor del mundo?
¿Puedes sentir mi piel?
Mi cuerpo, su hedor y el insulto.
El crimen que penetra en tu horizonte,
heridos ojos de mujer infame.
Soy el vestigio,
soy la miseria,
soy el estrato social que se pronuncia,
en negreros lugares.
¿Eres capaz de recordar?
Que en tu destino la trágica muerte espera,
hilando cada gemido tuyo, lejos, en las estrellas.
Si tu amor es la moneda, yo soy el dinero,
y como el juglar que soy,
riendo entre dientes,
susurrando finas alegrías en tus oídos,
y algún que otro cumplido,
me llevare, junto con tu sexo, tu corazón,
y tu arete que se agita silencioso.
Próximamente, la antología de poemas.
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